El término laúd proviene del árabe "al-ud", que significa madera. Si nos atenemos a las fuentes relacionadas con los mitos, algunas nos remontan a los tiempos bíblicos, ya que mencionan a Lamak, el sexto nieto de Adán, como creador del instrumento. Otras fuentes más técnicas apuntan el periodo Kassite en Mesopotamia (1600-1150 a.C.) como origen de un antecesor de nuestros actuales laúdes, y una de las primeras representaciones del Antiguo Egipto la encontramos durante el reinado de Hatshepsut (1501-1479 a.C.).
Trasladándonos a tiempos más cercanos, se atribuyen las características del laúd moderno al músico Abulhasán Ali ben Nafi, más conocido por Ziryab, que llega a la Península Ibérica en el siglo IX, huyendo de las amenazas celosas de su maestro Isaac al-Mossuli, músico de corte en la del Califa Harun al-Rashid en Bagdad. Ziryab revoluciona las costumbres cortesanas, crea el que probablemente sea el primer conservatorio de occidente, y sustituye la pesada caja excavada en una sola pieza del laúd, por el sistema de duelas o costillas que hoy conocemos, ganando ligereza y sonido. Aunque investigaciones modernas indican la existencia de laúdes con cinco cuerdas anteriores al tiempo de Ziryab, se le sigue atribuyendo con frecuencia la creación de la quinta cuerda del laúd y la utilización del plectro de pluma en sustitución del de madera.
El laúd es el instrumento rey en el mundo árabe, y el principal acompañamiento de la voz en los estilos clásicos. Existe una gran número de variantes, pero el más extendido es este Oud Sharki (laúd oriental). Los modelos turcos son de un tamaño inferior a los que se encuentran en Siria y en Egipto, donde hay grandes maestros constructores. También hay una gran variedad de afinaciones, dependiendo de los estilos.
El ejemplar expuesto está profusamente decorado, y el sistema que sujeta las cuerdas a la caja no es muy habitual, ya que generalmente suelen ir anudadas al propio puente, y no al final de la tapa armónica, como es el caso. Está fabricado en El Cairo hacia 1976.