La costumbre de ensartar varias filas de huesos, palos o cañas para hacer un instrumento sobre el que se rasca arriba y abajo con algún otro objeto (castañuelas, palo, etc.) es muy antigua y está muy extendida por toda la Península. En concreto, el instrumento hecho de huesos de cordero recibe varios nombres: bandurria de huesos, arrabel, huesera... En la descripción de una procesión en Segovia, Diego de Colmenares, autor de una historia de esa ciudad, menciona una "ginebra" (probablemente traducción del francés "genevre", que designaba a una sucesión de palos unidos por una cuerda y que significa ruido) que llevaba un grupo de músicos.