Dentro de la gran familia de los aerófonos de tres agujeros concebidos para ser interpretados con una sola mano, dejando libre la otra para el manejo de un tambor, el Chistu probablemente sea el más evolucionado. Sin dejar de ser el representante emblemático de una cultura tan tradicional como la vasca, el Chistu ha conocido épocas e intérpretes que han dedicado su trabajo a perfeccionarlo y temperarlo, posibilitando así su participación en piezas polifónicas. Era famoso, en el siglo XVIII, Baltasar de Manteli, que interpretaba con el Chistu los fragmentos más característicos de la "Flauta Mágica" de Mozart. Hay que anotar la dificultad técnica del instrumento, que debido a sus tres únicos agujeros, deja a la presión del aire los cambios necesarios para obtener escalas completas.